¿Cómo sabes que estás en el camino correcto? La paz será tu termómetro. Muy bien, tras esta frase tan zen y propia de Buda, vamos a explicar que no todo el mundo está en un momento de su vida óptimo como para saber cuál es su temperatura ni cuál es la correcta a tener.
Es por eso que existimos unos seres que parecemos entes bajados de una nave espacial, los llamados coach. Nosotros, los alienígenas de aparente impoluta conducta y consciencia, somos gente normal, de carne y hueso.
Personas tan simples o complejas como las que puedas tener a tu alrededor. Somos gente con debilidades, con miedos, con enfados, con pataletas de vez en cuando, con ganas de mandar todo a paseo muchas veces e, incluso, seres con contradicciones. Yo misma me veo muchas veces diciendo algo que hace nada no opinaba. Pero no es por inseguridad ni falta de criterio, la diferencia con las personas inconstantes es la consciencia.
Mi cambio de opinión en cosas que no son valores de base se debe, simplemente, a una apertura mental, al hecho de cuestionarme siempre y ante cualquier situación si lo que opino es real o no, si lo que juzgo como malo o erróneo (como buena Virgo es casi siempre) es mío o no. Y voy a explicar, cuando eres Coach, se supone que has hecho un trabajo interior brutal, de minero de ti mismo me gusta decir, entonces si un ser humano se conoce en su extensión, en forma y fondo y es capaz de vivir consigo mismo tan feliz como se vive la primera semana de casado, ahí es cuando esto genera un poder.
¿Cómo saber si estoy bien? Cuando estás bien contigo mismo eres imparcial, porque te aceptas. Sin embargo, al ser tu nuevo mejor amigo tienes capacidad de no idealizar: de ver las cosas y a la peña “crudamente y sin anestesia” como dice el gran Walter Risso. El no anestesiarse con el narcótico más potente llamado “idealización” es la base para dos cosas: vivir en el presente y no sufrir.
Vivir en el presente te permite tener una panorámica del exterior increíble, más que cuando una madre ve desde lejos a su niño ir en bici sin manos y sabe que, o caerá o saltará por los aires. Te permite amar lo de fuera, siendo objetivamente bonito o no.
Vivir en presencia te permite conocerte tu cuerpo, sus sensaciones, sus intuiciones (nunca erradas). Tiempo atrás no me escuchaba, si quiera me oía y de esta forma era imposible oír a los demás. Si vives en presencia escuchas lo que te dicen y lo que no. Lo que no te dicen es de mayor enjundia. Pero ojo al dato, no hay que hacer suposiciones a lo loco.
Tú puedes intuir que hay una cara A y una cara B, cual cassette de Camela, pero no hay que montarse películas de indios. Lo que es es, no es lo que tú opines y menos, si es desde ti. Que la experiencia es un grado y dos, cierto, pero cada ser humano es un mundo. No somos iguales ni vamos uniformados con las mismas creencias, familia, experiencias vitales ni necesidades.
El no sufrir es otra cosa que agredecerle a la vida. Cuando no sufres puedes llorar y pasarlo mal. Yo me veo emocionada y me digo “guay, ya no sufres”. Puedes sentir pena, nostalgia al ver una foto o escuchar una canción pero, la gracia está en que puedes ver esa foto y oír esa canción romántica que esquivabas como mi gata esquiva ser bañada.
Cuando te permites pasarlo mal ya no sufres. Cuando ves a gente sufrir ya no sufres. El desapego es importante. Por eso un coach es útil. No hay tantas personas en tu entorno que te puedan escuchar sin juicio que contamine, sin consejo que no sirve y sin un sufrimiento por tus desventuras que no pase factura a la relación. Como dice una clienta “cuando me pongo el uniforme” escucho y no reclamo ser escuchada con mis movidas. Las tengo sí, y me pasaría 8 horas enteras hablando de mi vida como un marine cuando llega a tierra y vuelve a casa. Pero no hace falta, aprendes más escuchando y utilizando el reflejo del entorno como maestro que repitiendo tus andanzas calamitosas otra vez.
Un coach no te dice “pobrecita”, un coach no te dice “ya pasará” y se queda tan ancho. No pasará si no pones remedio. El tiempo no cura nada, las drogas legales o ilegales tampoco, lo que cura es lo que haces con el tiempo cuando vives sin “trippis”.
Yo te haré preguntas, preguntas hondas, que te cuestionen, que te reten, que te hagan ver por y para qué haces lo que haces y buscas a quien buscas.
En mis sesiones no prometo el oro y el moro, con perdón de la expresión. En mi consulta garantizo que tu autoconocimiento será tan potente que te vas a querer como hay que hacerlo (como nadie lo ha hecho antes) y no como la sociedad enseña, que sabrás estar sola sin bastones, que serás tu mejor amiga, que estarás capacitada para tener una pareja sana porque vas a cortar vínculos nocivos sabiendo por qué en su totalidad. Una vez hecho esto, es inevitable que sepas lo que buscas, pues te habrás encontrado. Y si uno tiene un norte es imposible no llegar a él.
Como dice la canción de Bisbal “Mi norte es tu sur”, es decir, tú estás en el sótano de lo que eres capaz de ser y de vivir y yo te estoy viendo en lo más alto, veo tu potencial y sé que puedes volver a ti cuando te conozcas. Uno no ama lo que no valora y no valora lo que no conoce, aplicado a amores y a una misma.
En enero de 2023 lanzaré el curso para sanar patrones afectivos de pareja, pide info a mericamats.coach@gmail.com. No es buscar, es saber qué buscas.
Hola buenas..una pregunta..q diferencia hay entre un coach y una psicóloga?gracias
Disculpa el tardar Elisabeth, ¡ya me lo han habilitado!
Un psicólogo trata patologías, trastornos o depresiones, un coach realiza un proceso a personas sanas en un ámbito con dificultades. En mi caso es la parte amorosa.
Si quieres una sesión de 25 minutos gratuita para explicarte lo que es un proceso de coaching de relaciones tóxicas y analizar si necesitas el proceso, lo tienes hasta el 11 de agosto.