Artículo escrito por Celextina
Cuando se toma la decisión de iniciar este cambio vital de separase de la pareja, la convivencia se vuelve compleja y en ocasiones incómoda. Compartir espacios de intimidad con quien ya no ves como pareja puede resultar estresante, pero por otro lado, hay distintos pensamientos que bloquean esa decisión:
Las razones legales:
Se puede sentir cierto temor a las consecuencias legales del hecho de salir de la vivienda familiar antes de haber tramitado ningún procedimiento formal de separación o divorcio. Esos temores generalmente crecen ante la falta de información. Por eso es importante que sepas que:
- Actualmente no existe lo que antiguamente se conocía como “delito de abandono de hogar”. No afecta al procedimiento de divorcio el poner fin a la convivencia, como acto aislado.
- Lo que sí se debe tener en cuenta es no abandonar las obligaciones familiares, es decir, seguir atendiendo las necesidades económicas y de cuidado de vuestros hijos, y no perjudicar a terceras personas con las que hemos establecido algún tipo de relación contractual (por ejemplo con el pago del alquiler o la hipoteca de la vivienda familiar, etc.).
- Otra consecuencia legal de esa salida del domicilio es que demuestran capacidad y medios para vivir en otro lugar. El hecho de demostrar voluntariamente que tenemos otros recursos puede dificultar que queramos pedir en el proceso de separación o divorcio el uso de esa vivienda, por ejemplo. Si tienes dudas a este respecto, te aconsejo que consultes tu caso concreto antes de tomar ninguna decisión.
- Las razones emocionales:
Todavía tienen peso en algunas personas la falsa creencia de que, cuando hay hijos de por medio, “se debe aguantar por ellos”. Pero, precisamente porque los niños necesitan un ambiente de sana convivencia, una pareja debe tomar la decisión de separarse. Permanecer unidos no siempre es la mejor opción si no vamos a ser capaces de crear un ambiente familiar de calidez y armonía.
El hecho de haber establecido unas mínimas normas de convivencia y “un pacto de no agresión” no es suficiente. La falta de afecto, la total ausencia de muestras de cariño puede acabar siendo gravemente perjudicial para los hijos, que se acaba acostumbrando a la idea de que el amor y la convivencia de pareja no tiene complicidad, diálogo, ni alegría. Pensémoslo: ¿es el legado afectivo que queremos transmitir a nuestros hijos?
La separación es imprescindible si, además, existe violencia verbal en la convivencia. El aprendizaje emocional de los niños se sustentará en la idea de que las faltas de respeto no tienen importancia. Si precisamente queréis proteger a vuestros hijos, por encima de todo, lo primero que debéis evitarles es el espectáculo de las discusiones, los gritos y las desavenencias conyugales. Tienen derecho a crecer pensando que es posible amarse y respetarse.
Entre las razones emocionales, hay algunas parejas siguen conviviendo porque uno –a veces los dos– es incapaz de aceptar la separación. En algunas ocasiones, es precisamente el que ha tomado la decisión o querría tomarla el que siente temor a herir al otro cónyuge. Le quiere aunque ya no le ama como pareja y elige una actitud de sacrificio. Pero, ¿cómo vamos a saber qué siente el otro si no hablamos con él? A veces es uno mismo el que frena una situación que, de otro modo, tendría salida.
Las razones financieras:
En ocasiones, son los problemas económicos los que nos paralizan a la hora de tomar la decisión de terminar la convivencia. Creemos que no hay posibilidades de comprar o alquilar una segunda vivienda o, al menos, no a la altura de lo que buscamos o necesitamos. Este planteamiento supone un gran problema a la hora de iniciar una nueva vida o de emprender nuevas relaciones. No hay intimidad ni independencia, necesarias para recomponer la vida cotidiana y seguir adelante. Permanecer cerca de la ex-pareja no nos permite cerrar heridas y concentrarnos en las oportunidades que nos aguardan. En ocasiones, puede ser una manera de justificar nuestro miedo a la hora de tomar una decisión definitiva. Sin embargo, a menudo, una separación completa es la única manera de que, finalmente, se produzca una nueva reconciliación.
Seguro que hay un modo de organizar económicamente vuestras nuevas necesidades, contando con los recursos que tenéis, sin sacrificar vuestra felicidad. Te propongo hacer el ejercicio de anotar en una hoja los recursos con los que puedes contar, todos ellos, sin dejarte condicionar por preguntas de las que no sabes a ciencia cierta la respuesta.
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