Como ya sabéis, estamos en un estado de alarma que no nos permite salir de manera libre a la calle si no es por primera necesidad.
No me extenderé en lo que supone a nivel de concepto jurídico y constitucional dicho decreto aprobado de forma urgente ante la pandemia del coronavirus. Quiero explicar a nivel de desarrollo emocional y psicológico por qué tenemos miedo a quedarnos en casa, por qué nos preguntamos entre amigos que ” cómo llevamos en confinamiento” y cómo estamos sin parar mirando el móvil.
Como digo yo con una gracia, todo empezó cuando nací. Tenemos tanto tanto miedo a la soledad y tanto pánico al aburrimiento que, si nos quitan los estímulos que nos hacen de divertimento nos volvemos locos. Nos sentimos prisioneros en nuestras propias casas.

Cuando no has trabajado en tu autonomía personal, independencia emocional, amistad contigo mismo y exprimida tu experiencia de soledad, estás condenado por estar confinado en tu domicilio.
Estás más seguro en casa que pululando por las calles con una epidemia vírica china acechándote los talones y, tu máxima preocupación es que no vas a saber qué hacer el fin de semana.
Esta peli de catástrofes que estamos viviendo nos somete por “dellonsis” a estar solos, a estar en silencio.
Lo que más teme el ser humano es el silencio, el aburrimiento. ¿Por qué? Porque te obliga a conectarte contigo y eso es horripilante si huyes de ti.
Estar contigo supone ver de cerca lo que evades con juergas, cervezas, trabajo de 10 horas, amigas que no paran de hablar de vacuidades o novios conflictivos que distraen más que Netflix ante un toque de queda.
Si los domingos son carne de rechazo porque nos hace quedarnos en el sofá, sin coleguis a los que llamar para quedar porque ya hemos quedado el sábado y más les sobrecarga, te devuelve a la rutina de tu casita regando las flores, viendo fotos de un pasado no tan lejano a extrañar, tu madre hablándote de cosas mundanas y familiares tostón a cuál más y tu preparación con mimo de tupper para un trabajo que no te acaba de llenar…imagínate lo que es, 15 días como mínimo de reclusión a lo Cachuli sin tonadillera.
Es para volverse loco si no sabes ser amigo de ti mismo. Es por eso que es sumamente importante saberse entretener entre quehaceres que nos llenen, que nos realicen. No depender de planes sociales que, bien se pueden esfumar por el coronavirus, como porque mañana te dejen de llamar para esos fiestorros y te quedes más colgado que un fuet.
Cuando sabes estar contigo, entrenas el musculo de la soledad, que haces independiente de la república de tu alma pero aún así no rechazas el contacto social, es cuando te relacionas contigo en plenitud.
A mí me costó horas de parques a solas, de lecturas que abren mentes, romper amistades importantes, de sufrir desengaños consecutivos, acabar vínculos de vida, emprender proyectos en solitario, escribir un libro de mis experiencias, cambiar mis creencias que me unían a la manada, trabajos con colegas circunstanciales, irme a bailar o al cine sola, apuntarme a grupos de gente con tal de intercambiar impresiones diferentes…me costó Dios y ayuda ser libre de necesitar a la gente.
Me costó pero hoy, estando en un confinamiento en mi casa y sin poder ver a mi pareja en semanas, puedo decir que sé estar “sola”, sin más estímulos que, la familia (ya sabemos que no es ocio), y mis aficiones caseras.
Yo con comunicar mi mensaje de desapego emocional como coach, escribir, leer, escuchar a mi Luis Miguel y ver una de esas series de psicópatas que me hacen analizar la mente humana ya puedo estarme dos días o dos semanas en casita.
Este confinamiento impuesto nos obliga a pensar, a frenar en seco, a saber hacia donde vamos, estudiar por y para qué hago las cosas y han pasado las que me han venido sin yo “quererlas”. Y esto es lo que odia la gente. Las personas temen confrontarse consigo mismas y por eso evitan, rechazan o rompen con las demás e incluso en base a eso ¡eligen pareja! La base aquí es huir y sea lo que sea que haga para ello, me sirve.
Esta reclusión es perfecta y necesaria en este aspecto y no solo por salud. Por bienestar emocional. Y no es para chatear en whatsapp con los amigos ni para chafardear en estado de tu ex…es para ti. No digo que eso no lo hagas pero no le dediques muchas energías.
Utilízalo a tu favor, úsalo en tu beneficio y date el mayor regalo, tiempo contigo mismo. Si tú no quieres estar contigo, pocos van a querer estarlo también.
Apañatelas contigo mismo/a, sé tu mejor amigo, aprovecha estas semanas para reflexionar, para enriquecerte, para darte tiempo para ti.
Si no eres capaz de sostenerte, no eres capaz de sostener nada.
Ya sabes, yo me quedo en casa.
Deja una respuesta