No soy feliz con la vida que tengo. Es la afirmación que dice la mayoría de la gente para sus adentros, aunque socialmente lo que se dice y está más admitido es: “Por fin es viernes”, sería más feliz si fulanito hiciera esto”, “cuando consiga aquello seré feliz”, “es una lata el trabajar…:)
El caso es que la mayoría de la gente no es feliz con la vida que tiene y lo malo es que no somos actores que odiemos un papel que nos toca interpretar varias temporadas o un año de rodaje de cine. No, en este caso somos nosotros mismos, es nuestra vida. Es como si estuviéramos a disgusto con lo que hay, lo inevitable que estamos transitando.

Es muy doloroso no estar cómodo con la vida que se tiene. Yo no soy de los coach que hablan de ser feliz siempre ni de los que hablan que hay que reír siempre, estar siempre a tope y nunca tener “la vibración baja”.
No podemos negar lo que sentimos y todo lo anterior es poner un parche al dolor, narcotizarnos al sentido inverso al que nos narcotiza la tele con noticias macabras, de enfermedades y crisis.
Soy una persona incorformista por naturaleza, autoexisgente y con cierta ambición personal y profesional, especialmente de autorealización. Por ello no te vendo humo y te digo que sé perfectamente de lo que hablo.
No está reñido el estar bien con tu vida con el querer mejorarla, mejorarte tú o escoger personas que te llenen o complementen más. Es un ejercicio proactivo el estar bien. Requiere de esfuerzo consciente el aceptar la vida que uno tiene y está a gusto con ella; no es fácil, lo sé.
No quiere decir con esto que tengamos que conformarnos con una vida de sufrimientos, con parejas tóxicas porque son las que nos han elegido, con trabajos donde te pagan mal porque es lo que hay y Dios mío me aferro porque hay crisis, a un ambiente que te hace daño porque no hay otra cosa en mi horizonte o lo que sea.
Hay una corriente de “pensamiento positivo” que, en una parte estoy de acuerdo, en el sentido de que lo que crees creas y que contra más pienses en negativo, peor te va. Pero no podemos negar que hay momentos de la vida en que nos va mal y sufrimos, en que hay esferas de la vida que tenemos más descolgadas y anhelamos un cambio. Y es lícito que lo queramos, solo faltaría, amigos.
Pero sí que es verdad que hay que intentar hacer un proceso paralelo: agradecer la vida que tenemos en las cosas positivas y las enseñanzas que nos han hecho crecer y, por otro lado, activar ese guerrero que llevamos dentro y nos lancemos a la árdua batalla de conseguir mejores trabajos, parejas, entorno o dinero, ¿por qué no?
Creo firmemente que hasta que no agradeces lo que tienes y mimas lo que ya está en tu vida, no llega lo nuevo y mejor. Lo que tanto quieres vendrá seguramente tras aceptar al telonero que viene antes. Si quieres pareja, cuando aceptes tu soltería; si quieres un mejor trabajo, cuando des de ti profesionalmente en el de ahora, cuando quieres amistades sanas, cuando agradezcas las vivencias anteriores…Y así con todo.
No acepto la vida que tengo porque no valoro la vida que tengo. No acepto mi momento vital, no mi vida. Hay algo o varios “algos” que quisiera tener y no tengo; hasta a mí me pasa que me gustarían cosas de mi vida que no tengo o nunca he tenido y aunque, a días me sabe mal, hago un “poder”, que decían en una telenovela española de época. Intento valorar lo que tengo, mejorar en mí, en mi persona las habilidades que me darán lo que me falta.
Pues como os digo, es un apredizaje complejo, que a veces nos pasamos de falsa felicidad y a veces de mucha tontería negativa que tampoco está justificada. Mi bisabuela decía: “Los que a pie no llegan y los de a caballo se pasan”. ¡Y así es!
La idea es que, hagamos un acto de valorar lo bueno que tenemos, que seguro hay varias cosas y luego vayamos a por lo que queremos. Que nos esforcemos, hagamos plan de acción, visualizar, sitiar el cerebro con aquello que queremos aprender para tener, modelar a personas que han tenido éxito en lo que quieres, ponernos metas…Pero hay que ser para tener, mientras no seas como la persona que tiene lo que a ti te falta, no vendrá.
Que no te sobre lo que ya tienes, que lo valores y lo cuides. Es imposible que obtengas lo que buscas desde el rechazo a lo que tienes. Puedes no estar de acuerdo, no ser lo que mereces, no considerarlo justo circunstancialmente hablando (la vida da justo lo que necesitas) pero no lo rechaces desde el odio o la ira, porque así no llegará.
¿Uno es 100% feliz con la vida que tiene? No. Ni tú ni yo. Y quiern te diga que todo le va bien, es mentira. Hay épocas en que te va muy bien en una esfera y épocas en que vas sobrado en otras. Pero lo bueno es crecer en las áreas que queremos progresar de forma consciente y vivir al máximo lo que tenemos y nos gusta como está.
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Aquí tienes enlace al post sobre “¿por qué no acepto la ruptura?”
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