Este bolero bien podríamos dedicárselo a nuestra enemiga número uno de las relaciones sentimentales: la autoestima. Nuestra contrincante no es la ex novia de turno o la vecina sexy, aquí el problema tiene nombre pero no apellidos.
La autoestima es responsable de cómo pensamos y la falta de ella puede ser letal. Hace más daño una baja autoestima que una navaja. Con una autoestima dañada date por muerto en vida.
Si tu concepto de ti mismo es el que un perdedor, alguien sin suerte, poco agraciado o que tiene poco que dar o recibir, tu vida va a ser un periplo constante de penurias, un valle de lágrimas que decía mi profesora de literatura.

Tener una autoestima sana no es una milonga de este nuestro siglo XXI, ni un slogan que el marketing se ha propuesto relanzar, ni un concepto inventado de un gurú de la autoayuda que lo ha extendido más que una trama de telenovela.
La autoestima es sagrada, sí o sí. No hay más para vivir, no digo para sobre vivir. Puede estar hecho caldo y tenerla por los suelos pero si lo que queremos es vivir con mayúsculas, disfrutar de la vida y de relaciones sanas, lo que es imprescindible es quererse uno mismo.
Mucha gente os dirá esto y no acabareis de entender qué es esto de amarse a uno mismo. Parece una filosofía que se ha puesto de moda, primero los estoicos, luego los presocráticos…Como que ahora toca la filosofía 3.0 llamada “amor propio”.
Quererse a uno mismo se traduce a efectos prácticos en respetarse uno, en no hacer lo que sabes que te daña aun cuando haya personas que te lo pidan o exijan, es fijar límites, es aprender a soltar lo que estamos aferrados, es amar a las personas por ser como son, no autoexigirse o criticarse, es saber pasar tiempo contigo sin correr a los brazos de cualquiera que te dore la píldora un poco. Hazme caso, si te doran la píldora acabarás tomando píldoras y no de la felicidad precisamente, sino de esas que te receta un profesional equívocamente cuando vas por una pena gigante a causa de un desengaño por autoengañarte el tiempo suficiente como para soñar con casas, niños y perro cuando solo hay humo envolviendo la chabola.
Coge el toro por los cuernos, si no sabes por dónde empezar, empieza por lo más simple y básico, aléjate de los que te hacen daño, una vez soltado eso, ya harás camino, primero barre lo que sobra en tu vida. En la limpieza de una casa primero se barre y luego se friega. En la vida igual, primero aparta de tu vida lo dañino para ti (por muy buena persona y traumas que tenga por sus padres ausentes) y luego reconstruyes tu autoestima pasando tiempo contigo. Ves al cine sola, bájate una peli que te guste, cómprate ese CD que tanto te gustaba, apúntate a una afición nueva, llama a esa amiga a la que descuidaste a causa de tu etapa de conflicto, escribe un diario emocional no diario.
Cuando vayas dedicándote tiempo, ya no precisarás de huecos de los demás. Da el tiempo justo a los que quieres, dalo de verdad, entrega lo mejor de ti a quien te quiere en ese ratito a compartir y luego vete a casa y estate un día sola, un sábado sin planes, solo manta y peli. No eches en falta una llamada ni la adrenalina de ese whatsapp que nunca llegaba. Como aún no se ha inventado enviarte whatsaaps a ti mismo (todo llegará…) dedícate a hablar contigo. Verás que cuanto más converses contigo, más interesante te verás, a veces necesitarás la opinión de un experto.
Deja una respuesta